A continuación, un editorial que refleja los ideales e instituciones estadounidenses.
Hoy, Estados Unidos celebra su cumpleaños. Doscientos cuarenta y seis años desde que las trece colonias originales de América del Norte declararon su independencia de Gran Bretaña.
Durante gran parte de ese tiempo, el continente norteamericano, y luego Estados Unidos, fue visto como una tierra de oportunidades donde la gente podía comenzar de nuevo, hacer fortuna y no deberle a nadie. Algunos llegaron para escapar de la persecución por sus creencias religiosas o políticas, como los puritanos que se establecieron en el actual Massachusetts en 1620. Pero los primeros colonos que en 1607 fundaron Jamestown, Virginia, la primera colonia permanente de América del Norte, así como la mayoría de los que llegaron a esta tierra durante los siguientes cuatro siglos, lo hicieron con la esperanza de mejorar su situación financiera y construir una vida mejor.
En la perspectiva del gobierno británico, existían colonias para enriquecer la corona y el estado británicos. Era la época del mercantilismo, una política económica que buscaba aumentar la riqueza de una nación a través de las exportaciones. A los colonos británicos se les prohibió cualquier forma de fabricación, limitándose a vender materias primas y comprar productos terminados exclusivamente en Gran Bretaña. Las importaciones británicas, por otro lado, se gravaron cada vez más, hasta que los colonos se rebelaron.
Con la firma de la Declaración de Independencia el 4 de julio de 1776, las colonias americanas proclamaron su intención de separarse de la monarquía británica. Cuando la guerra de siete años de Independencia de Estados Unidos terminó con la victoria de los colonos, también lo hizo el mercantilismo. Esto permitió el desarrollo de la fabricación y la apertura de nuevos mercados para el comercio. A su vez, la economía creció, ofreciendo a los locales y recién llegados la oportunidad de mejorar su vida.
Dicho esto, no todos se beneficiaron por igual de los cambios que trajo la Revolución. La mayoría de las ganancias fueron para los hombres blancos. Las mujeres y los afrodescendientes esclavizados hicieron grandes contribuciones a la Revolución. Sin ellos, la lucha bien pudo haberse perdido. Sin embargo, la guerra Revolucionaria no puso fin a la esclavitud, como esperaban muchos esclavos, ni generó plenos derechos legales para la mujer. Se necesitaron otros 80 años para que se aboliera la esclavitud y 40 más para que las mujeres pudieran votar.
No obstante, con el fin del dominio británico y el nacimiento de Estados Unidos, nació un camino hacia la libertad para todos, una ventana comenzó a abrirse. En palabras del autor de la Declaración de Independencia, Thomas Jefferson, “ahora se reconoce la igualdad de derechos del hombre y la felicidad de cada individuo”.
Fue un editorial que refleja los ideales e instituciones estadounidenses.