A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.
La embajadora de EEUU ante Naciones Unidas, Linda Thomas Greenfield dijo que “toda niña merece vivir en un mundo libre de violencia de género y discriminación, donde ella tenga acceso a educación de calidad, atención médica y futuras oportunidades de empleo”.
De hecho, estos son los derechos humanos de todas las niñas. Garantizar la protección de estos derechos es fundamental para poner fin a la pobreza extrema y aumentar la prosperidad compartida de cualquier sociedad o país.
Invertir en la educación de las niñas beneficia no solo a las niñas individualmente, sino también a sus comunidades. Según el Banco Mundial, las niñas con educación secundaria llegan a ser mujeres mejor informadas sobre nutrición y atención médica. Es menos probable que se casen antes de los 18 años y tienen menos hijos. También es más probable que trabajen fuera del hogar y ganen mayores ingresos. Como resultado, tienen hijos más sanos y mejor educados que a su vez tienen hijos sanos y bien educados.
Sin embargo, en demasiados países, las niñas enfrentan barreras para completar su educación. El Banco Mundial advierte que las sociedades que impiden que las niñas completen 12 años de educación pierden entre 15 y 30 billones de dólares en productividad e ingresos a lo largo de su vida.
Es importante tener en cuenta que los obstáculos que enfrentan las niñas afectan directamente su capacidad para aprender y rendir al máximo. Primero, las niñas a menudo se sienten inseguras mientras están en la escuela y mientras viajan hacia y desde la escuela. La violencia de género es una de las razones por las que no terminan su educación. La discriminación de género en el aula es otro reto. Los estereotipos de género tienen un impacto negativo a largo plazo en la autoestima y el rendimiento académico de las niñas, así como en su selección de campo de estudio.
Las niñas deben tener la oportunidad de completar todos los niveles de educación y aprender las habilidades necesarias para competir en el mercado laboral. Se les debe permitir tomar decisiones sobre sus propias vidas y contribuir a sus comunidades y países.
“Estados Unidos sigue comprometido con la promoción y protección de los derechos humanos de todas las niñas y mujeres jóvenes”, dijo la embajadora Thomas-Greenfield.
“Hacemos un llamado al mundo para que se asocie con nosotros y garantizar que las niñas tengan acceso a alimentos y agua seguros, educación, atención médica y vacunas, y a un futuro libre de violencia donde se respeten sus derechos humanos”.
“Sabemos que cuando las niñas pueden participar libre y plenamente en conversaciones globales, todos somos mejores”.
Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.