A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.
El primero de diciembre fue el Día Mundial contra el SIDA, observado desde 1988 como parte de un esfuerzo para generar conciencia sobre la pandemia del VIH-SIDA y para lamentar la muerte de quienes han fallecido por enfermedades relacionadas al SIDA. El tema de este año es Sometiéndonos a prueba: lograr la equidad para acabar con el VIH.
El VIH no mata a quienes contraen el virus pero debilita la capacidad del cuerpo para defenderse del ataque de un patógeno que causa alguna enfermedad mortal. Durante años, después de que se identificó el virus por primera vez, hubo dudas y conceptos erróneos sobre cómo se propaga el VIH y la manera en que ataca el cuerpo. El miedo que engendraba esta incertidumbre a menudo resultaba, y sigue resultando, en la estigmatización de la persona que vive con VIH-SIDA.
Algunos de los estigmas que encontraron las personas con VIH-SIDA fueron acusaciones de inmoralidad, juicios por parte de individuos e incluso de comunidades enteras según los cuales el estilo de vida de la persona de alguna manera merecía castigo y, de hecho, había recibido su merecido.
La estigmatización a menudo resulta en discriminación e inequidad. Incluso hoy día, quienes vivan con VIH-SIDA pueden tener dificultades para obtener ayuda y apoyo social, así como recursos económicos. Puede que sus familias los rechacen y la sociedad los margine. Es posible que algunos no tengan acceso a atención médica de calidad y que incluso se les niegue atención y tratamiento. Como resultado, puede que aquellos infectados con el virus del VIH no reciban tratamiento y revelen su estado, lo que complica el tratamiento y la prevención del virus.
No es exagerado decir que podemos acabar con el VIH-SIDA si primero terminamos con la estigmatización y otras desigualdades que lo perpetúan.
El Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del SIDA, PEPFAR, es el mayor compromiso de cualquier nación para abordar una sola enfermedad en el mundo. Desde que se estableció hace casi 20 años, PEPFAR ha invertido $100 mil millones para combatir la pandemia del VIH-SIDA y ha salvado más de 25 millones de vidas al proporcionar tratamiento antirretroviral a personas que viven con VIH-SIDA.
Al cooperar con gobiernos socios, organizaciones multilaterales, socios comunitarios, organizaciones religiosas y otros socios de la sociedad civil, PEPFAR trabaja para poner fin a la pandemia del VIH-SIDA como una amenaza a la salud mundial para 2030.
“Todavía tenemos un camino difícil por delante, en particular, hacerle frente a las disparidades que vemos tanto a escala nacional como mundial”, dijo el presidente Biden. “Podemos eliminar la transmisión del VIH. Podemos controlar la pandemia aquí en Estados Unidos y en todo el mundo”.
Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.