A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.
La corrupción es un flagelo. Destruye la confianza, socava el desarrollo, erosiona la confianza en las instituciones democráticas e impide el crecimiento económico.
En última instancia, son los ciudadanos quienes sufren las consecuencias ya que se invierten menos recursos en el sector público, aumenta la inflación y se degrada el medio ambiente.
Cuando la mayoría de la gente piensa en corrupción se imagina el soborno a cambio de favores o funcionarios con las manos en la tesorería. Pero “la corrupción ya no se trata solo de autócratas individuales que roban la riqueza de su nación para vivir en grande, se trata de construir un sistema completo de gobierno, con la ayuda de facilitadores más allá de sus fronteras”, dijo Samantha Power, administradora de USAID.
“Se trata de aprovechar un sistema financiero global opaco para saquear a gran escala internacional con la ayuda de una nueva industria de estos sombríos facilitadores.
“Se trata de usar la corrupción para influir en la política - y las políticas- de otros países, para remodelar las normas globales e influir en las instituciones multilaterales de una manera que sirva a sus intereses”.
Un político corrupto que fue elegido con la ayuda de un vecino poderoso usará su posición para crear un sistema de corrupción arraigada en sectores económicos enteros. A cambio, otorgará a sus benefactores enormes ventajas incluso permitiéndoles una cierta cantidad de control.
“Sistemización, facilitación, instrumentalización de la corrupción para obtener beneficio político en el exterior, esas son las cualidades, los rostros de la corrupción moderna”, dijo la Administradora Power.
“La ONU estima que la corrupción le cuesta al mundo en desarrollo $1,26 billones cada año; nueve veces la cantidad de toda la asistencia oficial para el desarrollo proporcionada cada año, nueve veces esa cantidad.
En respuesta, Estados Unidos está modificando su estrategia para hacerle frente a los rostros modernos de la corrupción.
“Primero, queremos reducir las oportunidades de corrupción, tanto a escala nacional como transnacional. Segundo, donde haya corrupción, queremos aumentar su costo para disuadirla, incluso financiando redes globales de periodistas de investigación y activistas que puedan ayudar a dejar al descubierto conspiraciones en varios países. Tercero, queremos incentivar el buen comportamiento y la integridad, para que los empleados públicos destacados sean recompensados y los líderes del sector privado tomen decisiones que mejoren los esfuerzos anticorrupción en lugar de exacerbarlos”.
Los actores corruptos mejoran continuamente sus tácticas y estrategias. Para hacerles frente, estamos renovando nuestro conjunto de herramientas con el fin de responder a ventanas de oportunidad históricas y desarraigar la cleptocracia. Invitamos a asociarse con todos aquellos comprometidos a garantizar que los recursos públicos brinden beneficios para el bien común.
Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.