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Construyendo una paz duradera en Colombia


A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.

A finales de 2016, el gobierno colombiano ratificó un acuerdo de paz que puso coto a un conflicto sangriento entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. El conflicto duró más de cinco décadas y costó la vida a unos 260.000 colombianos, y dejó 80.000 personas desaparecidas.

Estados Unidos tiene una larga historia de apoyo al Acuerdo de Paz y valoramos sus logros. Vemos “cuatro áreas de progreso” así como “obstáculos para la paz que deben abordarse con urgencia”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield.

“Primero, Estados Unidos da la bienvenida al compromiso expreso de la Administración del presidente Petro de realizar plenamente los objetivos del Capítulo Étnico”.

“El Capítulo Étnico establece una visión para una paz inclusiva, que aborde una historia de inequidad y garantice los derechos de los afrocolombianos y los pueblos indígenas en el futuro. Esta es una visión que Estados Unidos comparte y que hemos trabajado durante mucho tiempo para ayudar a hacer realidad”. FIN SONIDO

“En segundo lugar, Estados Unidos apoya los esfuerzos de reforma rural para distribuir propiedades a los agricultores sin tierra”, dijo la embajadora Thomas-Greenfield.

“Tercero, continuamos apoyando el proceso de justicia transicional. Apoyamos este esfuerzo y condenamos cualquier acción que amenace el proceso de paz. Todas las víctimas del conflicto colombiano merecen justicia.

Cuarto, nos alienta el esfuerzo de Colombia por ampliar la participación política democrática. No debemos perder de vista lo significativo que es ver a excombatientes participar en el proceso político”.

“Pero si bien estos cuatro desarrollos son motivo de optimismo, aún queda trabajo por hacer”, dijo la embajadora Thomas-Greenfield. “La producción de drogas ilícitas sigue alimentando la violencia en las zonas afectadas por conflictos”.

“Todo acto de violencia, ya sean ataques contra las fuerzas de seguridad colombianas, las comunidades indígenas y afrocolombianas, los excombatientes o los defensores de los derechos humanos y el medio ambiente, impiden el progreso. E impiden la paz. Las autoridades deben actuar para combatir la producción de drogas ilícitas, reducir la violencia y asegurar que los grupos armados ilegales rindan cuentas. FIN SONIDO
Estados Unidos está “totalmente comprometido a apoyar a Colombia en este trabajo vital”, dijo la embajadora Thomas-Greenfield.

“Todos debemos seguir apoyando a Colombia en sus esfuerzos por consolidar una paz duradera después de décadas de conflicto”.

Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.

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