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Elogio a los presos políticos de Nicaragüa y sus ayudantes


Pancartas de familiares de las más de 300 víctimas de la represión en Nicaragua. Foto VOA, Houston Castillo
Pancartas de familiares de las más de 300 víctimas de la represión en Nicaragua. Foto VOA, Houston Castillo

A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.

El Secretario de Estado Antony Blinken realizó recientemente un acto en el Departamento de Estado para agradecer a los diplomáticos, otros trabajadores del gobierno y voluntarios que hicieron posible que los 222 presos políticos liberados por el régimen de Ortega en Nicaragua, en febrero, comenzaran una nueva vida en Estados Unidos.


“Ese trabajo comenzó en gran parte con nuestros colegas en la Embajada en Managua que negociaron con el gobierno de Nicaragua”, dijo el Secretario Blinken. Luego, cientos de colegas del gobierno, ONGs y voluntarios se hicieron cargo.

“Les dieron comida, ropa, y atención médica. Les ayudaron a través del difícil proceso de comenzar una nueva vida desde sus hogares y sus comunidades”.

El secretario Blinken destacó que los 222 presos nicaragüenses, médicos, líderes políticos, sacerdotes y otros, estuvieron conectados por “una aspiración primordial”:

“Simplemente ejercer sus libertades fundamentales y tratar de salvaguardar la libertad de sus conciudadanos. Trágicamente, en la Nicaragua de Ortega, eso es un crimen”.

Además, trágicamente, no todos los que intentaron salvaguardar la libertad de sus conciudadanos pudieron, o tuvieron la voluntad de salir de Nicaragua ese día de febrero. Un ejemplo notable es el obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, uno de los líderes católicos más elocuentes del país que entró en conflicto con Ortega al defender los derechos humanos. Bajo arresto domiciliario desde agosto, Álvarez se negó a salir de Nicaragua en el avión. Al día siguiente fue llevado a la cárcel La Modelo y cumple condena de 26 años por traición a la patria.

En marzo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió al régimen de Ortega que liberara al obispo Álvarez y a decenas de otros presos políticos que aún se encuentran recluidos en Nicaragua.

Estados Unidos ha hecho repetidamente la misma demanda.

Como dijo el Secretario de Estado Blinken, “Nos uniremos a nuestros socios en todo el hemisferio y en todo el mundo para continuar presionando por el retorno a la democracia y el respeto por los derechos humanos en Nicaragua, al mismo tiempo que utilicemos todas las herramientas diplomáticas y económicas que tengamos para promover la rendición de cuentas por las violaciones generalizadas del régimen”.

Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.

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