Seguidamente un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.
Las autoridades rusas anunciaron que juzgarán al periodista estadounidense Evan Gershkovich por cargos de espionaje.
El juicio tendrá lugar en la ciudad de Yekaterinburg (Ekaterimburgo), donde en 2023 Gershkovich fue detenido inicialmente durante un viaje periodístico. A pesar de haber sido acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para trabajar como periodista, Gershkovich lleva recluido más de un año en la tristemente célebre prisión de Lefortovo, en Moscú.
Gershkovich, su empleador, (el Wall Street Journal) y el gobierno de Estados Unidos han negado enérgicamente los cargos en su contra. El gobierno de Estados Unidos lo ha designado como “detenido injustamente”.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, dijo que “las acusaciones de Rusia no tienen ninguna credibilidad”.
“Hemos dejado claro desde el principio que Evan no ha hecho nada malo. En primer lugar, nunca debió ser arrestado. El periodismo no es un crimen. Las acusaciones formuladas en su contra son falsas y el gobierno ruso sabe que lo son. Debería ser liberado de inmediato”.
El vocero Miller dijo que Estados Unidos seguirá trabajando todos los días para que Evan Geshkovich sea devuelto a EEUU, así como el ciudadano estadounidense y exmarine Paul Whelan, que ha estado detenido injustamente en Rusia durante más de cinco años.
Al publicarse el más reciente informe de derechos humanos del Departamento de Estado, el Secretario de Estado Antony Blinken deploró las detenciones de ambos.
“Gobiernos como el de Rusia también detienen arbitrariamente a ciudadanos extranjeros con fines políticos, utilizando a seres humanos como moneda de cambio. Paul Whelan, Evan Gershkovich y todos los individuos retenidos injustamente merecen quedar en libertad. Estados Unidos y nuestros numerosos socios seguirán trabajando todos los días para que puedan volver a sus familias y exigir responsabilidades a los gobiernos que participen en esta deplorable práctica”.
En una reciente audiencia en el Congreso, el enviado presidencial especial de Estados Unidos para Asuntos de Rehenes, Roger Carstens, también destacó la necesidad de una respuesta colectiva al reto de la llamada diplomacia de rehenes. "La naturaleza de este problema es global y, por lo tanto, también debería serlo la solución", dijo Carstens. "Confiamos en que, si reunimos una masa crítica de socios para aumentar el costo de usar ciudadanos extranjeros como moneda de cambio, podremos disuadir efectivamente a los malos actores y poner fin a la detención arbitraria como herramienta diplomática".
Fue un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.