A continuación, un editorial que refleja las opiniones del gobierno de Estados Unidos.
Mucho después de que terminen los combates y las partes beligerantes hayan depuesto sus armas, minas terrestres, artefactos explosivos sin detonar, artefactos explosivos improvisados y otros restos explosivos de guerra que representan un peligro mortal para los seres humanos y el ganado, inutilizan miles de hectáreas de tierra y desestabilizan a las comunidades.
Agravando aún más la situación, terroristas, narcotraficantes y bandas criminales explotan las reservas de municiones mal aseguradas para obtener las armas y municiones que necesitan para seguir aterrorizando a las comunidades, socavando el estado de derecho y sembrando inestabilidad.
Por tal razón, Estados Unidos ha invertido más de $ 4 mil millones, en 100 países, desde 1993, para remover minas terrestres y municiones sin detonar en países que salen de un conflicto. En 2020, a pesar de los desafíos particulares presentados por la pandemia de COVID-19, Estados Unidos financió los esfuerzos de destrucción de armas convencionales en 49 países, con más de $ 259 millones.
Para destacar algunos de los logros del programa de Destrucción de Armas Convencionales de Estados Unidos, todos los años, desde 2001, la Oficina de Remoción y Reducción de Armas del despacho de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado publica el informe anual Caminando por la Tierra en Seguridad. A principios de abril, publicó su vigésima edición.
Algunos de los aspectos más destacados incluyen el trabajo de Estados Unidos en Yemen, donde Estados Unidos trabaja en estrecha colaboración con una amplia gama de partes yemeníes interesadas, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales para despejar minas terrestres y otros explosivos.
En Irak, Estados Unidos contribuyó con $ 37,5 millones, el año pasado, para eliminar los peligros de explosivos y promovió la
educación continua sobre el riesgo de las minas en todo el país. Estos esfuerzos están ayudando al regreso seguro de las personas desplazadas, incluidas comunidades que fueron perseguidas por ISIS.
En Afganistán, Estados Unidos proporciona financiación y apoyo para la destrucción de armas convencionales, para ayudar a eliminar la contaminación por minas terrestres y municiones sin detonar que dejaron tanto la invasión soviética de 1979 como el conflicto actual.
Los MANPADS, o seminarios de capacitación de reconocimiento de sistemas portátiles de defensa aérea, provistos por el Grupo de trabajo interinstitucional de sistemas de defensa aérea portátiles, asistieron a funcionarios extranjeros de seguridad y aduanas, y a la policía nacional, en sus esfuerzos de contraproliferación de sistemas de armas avanzadas. La capacitación virtual proporcionó, a los funcionarios de Oriente Medio y África del Norte, las habilidades necesarias para reducir la amenaza a la aviación civil por parte de MANPADS.
“A pesar de la pandemia, Estados Unidos pudo proveer una cooperación significativa en varios programas, en todo el mundo”, dijo el secretario de estado adjunto interino para
Asuntos Político-Militares, Timothy Alan Betts. “Seguimos comprometidos con la destrucción de armas convencionales y esperamos revitalizar nuestros esfuerzos, en 2021, para que todos puedan caminar sobre la tierra con seguridad”.
Fue un editorial que refleja las opiniones del gobierno de Estados Unidos.