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Irán silencia a su pueblo


El líder supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenei, ofrece un discurso televisado a la nación, desde Teherán, el 31 de julio de 2020.
El líder supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenei, ofrece un discurso televisado a la nación, desde Teherán, el 31 de julio de 2020.

A continuación, un editorial que refleja las opiniones del gobierno de Estados Unidos.

La determinación declarada de Irán, de expandir su programa nuclear; su lanzamiento de misiles balísticos; su continuo apoyo a representantes terroristas y al régimen asesino de Bashar al-Assad; y sus presuntas negociaciones con su aliado totalitario, China, para forjar una “asociación estratégica” de 25 años han despertado alarma en todo el mundo.

Pero lo que también debe recordarse en la lista de preocupaciones sobre las malignas actividades del régimen iraní es el sufrimiento que el gobierno está infligiendo en el pueblo iraní.

El Centro de Derechos Humanos de Irán, con sede en Nueva York, informó recientemente que la destacada activista por los derechos de las mujeres y los estudiantes Bahareh Hedayat ha sido sentenciada a cuatro años y ocho meses de prisión.

Fue acusada de los delitos espurios de “reunión y colusión contra la seguridad nacional” y “propaganda contra el estado” después de participar en una protesta pacífica, en Teherán, tras el derribo de un avión de pasajeros ucraniano por parte del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, el IRGC, en enero de 2020. En un tuit, la señora Hedayat comparó la muerte de las 176 personas, en la tragedia, con los cientos de iraníes asesinados por las fuerzas de seguridad del estado, cuando estallaron protestas contra el gobierno, en todo el país, en noviembre de 2019.

Hedayat, que ya ha pasado más de seis años en prisión por actividades pacíficas de derechos civiles, no es la única que enfrenta el castigo del régimen por protestar por el derribo del avión ucraniano, una tragedia de la que nadie ha sido señalado responsable penalmente.

Decenas de otros iraníes también han recibido sentencias de prisión y, en algunos casos, latigazos, por atreverse a alzar la voz contra el papel que el CGRI tuvo en la tragedia.

Estados Unidos no ha olvidado el sufrimiento del pueblo iraní, incluida Bahareh Hedayat y otros manifestantes, en su intento de ejercer sus derechos humanos fundamentales. Estados Unidos continúa denunciando al régimen por sus violaciones de derechos; continúa sancionando a funcionarios gubernamentales, incluyendo ministros, jueces, fuerzas del orden y líderes militares que reprimen la disidencia. Y continúa su campaña de presión máxima de privar al régimen de recursos para perseguir su comportamiento malévolo, dentro y fuera de Irán.

Como ha dicho el secretario de Estado Mike Pompeo, “dejamos claro que el mundo está vigilando, y mientras el régimen siga haciendo de su propio pueblo la víctima que por más tiempo haya sufrido, no nos quedaremos callados. Estados Unidos apoyará la voz largamente ignorada del pueblo iraní”.

Fue un editorial que refleja las opiniones del gobierno de Estados Unidos.

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